El universo de María Guadaña se mueve entre la venganza,
el desamor, la sensualidad.
Una afirmación de femineidad, inteligencia y de emociones.
Músicas y letras que se pegan a la piel.
Precipicios a los que asomarse. Jirones de vida convertidos
en canciones.
Aquí no hay concesiones, María Guadaña consigue estremecer sin recurrir a más recurso que su agridulce garganta, la poesía de su pluma y la impedimenta de sus mimbres musicales que la entroncan con artistas como Lhasa de Sela,
PJ Harvey o Mark Lanegan.