En este mundo que es cada vez más una interferencia febril, la gente se maneja como buenamente puede. Movemos nuestras articulaciones para ir de un lugar a otro y comunicarnos, mientras se nos insta a producir y a consumir y a salir guapas para la foto. Frente a esta tensión del cuerpo vigilado, de las grietas del underground barcelonés emergieron en 2018 Rosa, Carles, Stefi y Marc. Eran y son amigos, también precarios, y a veces el suelo bajo sus pies parecía temblar. La idea que se les ocurrió: regodearse en el temblor. La idea, de nuevo, una vez hubieron agarrado los instrumentos: gritarle,